El DT de las selecciones femeninas analiza el sexto lugar obtenido en el torneo cadetes de Ecuador, donde igualmente dieron pelea, pero según explica a la hora de cerrar partidos “todo pasa por tener una mejor y más extensa competencia nacional”.
Para hacer un análisis del desempeño del equipo nacional en el último sudamericano femenino de Cadetes disputado en Ecuador es necesario antes ponerse en dos planos diferentes.
En un primer análisis, nadie va a escapar a la realidad de que el sexto puesto ocupado (sobre siete países en competencia) no ha sido un buen resultado, pero lejos de quedarse en ello y centrarse en si se sale último o dentro del podio, hay que rescatar lo que sirve, que en definitiva es revisar lo ocurrido en Loja.
Si nos vamos a un segundo plano, también se podría decir que el nivel de algunas jugadoras de Chile desde el punto de vista de nivel técnico, nada tienen que envidiarle a sus rivales, punto donde es necesario destacar la gran actuación de Toledo, Serrano, Morales y Pérez.
Pese a las individualidades, debemos remarcar que la parte física sigue siendo una gran desventaja para Chile, quedando en evidencia como acá no se trabaja en dicho ámbito y la falta de entrenamiento cotidiano de las jugadoras. Con la estatura el tema es similar, siendo el nuestro el plantel más bajo de todo el Sudamericano.
Pero el peor problema que emana de una mezcla de todos los anteriores pasa por la cabeza de las jugadoras. Mientras las seleccionadas de los demás países en competencia como Argentina, Brasil, Venezuela, Colombia o Ecuador sigan jugando 50 partidos al año y nuestra competencia cuente con sólo unos 20, será difícil superarlas.
Las “nuestras”, así como estamos, no están preparadas para jugar partidos “cerrados”, ya que con suerte lo hacen una o dos veces al año, pero a la hora de ir a jugar un Sudamericano, queda en evidencia que es muy poco.
Se perdieron cuatro de los cinco partidos en el último cuarto, debido al cansancio producto del estado físico o por no poder rendir bajo presión (inteligencia + experiencia).
Con este tema a cuestas, se debe puntualizar que hay jugadoras que entrenando sistemáticamente, con una competencia que acompañe el desarrollo de cada una, van a jugar muy bien y por ende estamos en condiciones de pelear puestos importantes en estas categorías. Prueba de ello es que la diferencia con estos países, ah comparación con años anteriores, ha disminuido, y prueba de ello es que Chile consiguió ser la tercera mejor defensa del torneo.
Por todo lo anterior, quiero ser una de esas personas que miran el “vaso medio lleno”, porque queda en evidencia que es está cerca de los rivales, incluso de Argentina, el campeón.
En base a un trabajo prolongado (Chile fue el equipo más joven del torneo con ocho jugadoras de primer año), este grupo que para el año 2009 se dividirá ya que sólo habrá competencia para las nacidas en 1992, puede claramente tomar trascendencia y realizar un buen desempeño en torneos internacionales.
Desde ya asumo toda responsabilidad en el sexto puesto obtenido, remarcando que volvería a pedir participar en un torneo así, ya que desde mi posición hubiese sido más “sano” y menos “expuesto” el no participar como en algún momento se me sugirió, tal como pasó con Chile en los años 2004 y 2005.
Si no se participa en torneos como este, de carácter internacional, los demás países seguirán avanzando en su desarrollo, y nosotros estaremos cada vez alejándonos más de ellos.
Para hacer un análisis del desempeño del equipo nacional en el último sudamericano femenino de Cadetes disputado en Ecuador es necesario antes ponerse en dos planos diferentes.
En un primer análisis, nadie va a escapar a la realidad de que el sexto puesto ocupado (sobre siete países en competencia) no ha sido un buen resultado, pero lejos de quedarse en ello y centrarse en si se sale último o dentro del podio, hay que rescatar lo que sirve, que en definitiva es revisar lo ocurrido en Loja.
Si nos vamos a un segundo plano, también se podría decir que el nivel de algunas jugadoras de Chile desde el punto de vista de nivel técnico, nada tienen que envidiarle a sus rivales, punto donde es necesario destacar la gran actuación de Toledo, Serrano, Morales y Pérez.
Pese a las individualidades, debemos remarcar que la parte física sigue siendo una gran desventaja para Chile, quedando en evidencia como acá no se trabaja en dicho ámbito y la falta de entrenamiento cotidiano de las jugadoras. Con la estatura el tema es similar, siendo el nuestro el plantel más bajo de todo el Sudamericano.
Pero el peor problema que emana de una mezcla de todos los anteriores pasa por la cabeza de las jugadoras. Mientras las seleccionadas de los demás países en competencia como Argentina, Brasil, Venezuela, Colombia o Ecuador sigan jugando 50 partidos al año y nuestra competencia cuente con sólo unos 20, será difícil superarlas.
Las “nuestras”, así como estamos, no están preparadas para jugar partidos “cerrados”, ya que con suerte lo hacen una o dos veces al año, pero a la hora de ir a jugar un Sudamericano, queda en evidencia que es muy poco.
Se perdieron cuatro de los cinco partidos en el último cuarto, debido al cansancio producto del estado físico o por no poder rendir bajo presión (inteligencia + experiencia).
Con este tema a cuestas, se debe puntualizar que hay jugadoras que entrenando sistemáticamente, con una competencia que acompañe el desarrollo de cada una, van a jugar muy bien y por ende estamos en condiciones de pelear puestos importantes en estas categorías. Prueba de ello es que la diferencia con estos países, ah comparación con años anteriores, ha disminuido, y prueba de ello es que Chile consiguió ser la tercera mejor defensa del torneo.
Por todo lo anterior, quiero ser una de esas personas que miran el “vaso medio lleno”, porque queda en evidencia que es está cerca de los rivales, incluso de Argentina, el campeón.
En base a un trabajo prolongado (Chile fue el equipo más joven del torneo con ocho jugadoras de primer año), este grupo que para el año 2009 se dividirá ya que sólo habrá competencia para las nacidas en 1992, puede claramente tomar trascendencia y realizar un buen desempeño en torneos internacionales.
Desde ya asumo toda responsabilidad en el sexto puesto obtenido, remarcando que volvería a pedir participar en un torneo así, ya que desde mi posición hubiese sido más “sano” y menos “expuesto” el no participar como en algún momento se me sugirió, tal como pasó con Chile en los años 2004 y 2005.
Si no se participa en torneos como este, de carácter internacional, los demás países seguirán avanzando en su desarrollo, y nosotros estaremos cada vez alejándonos más de ellos.
Fuente: www.febachile.cl
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