lunes, 30 de abril de 2012

ESTA CHILENA NO PESCA A HOMBRES DE MENOS DE METRO 95

Ziomara Morrison
En entrevista para el suplemento "M" de Las Últimas Noticias, Ziomara Morrison se da a conocer como persona y mujer aparte de basquetbolista. El periodista Esteban Abarzúa la hace hablar de sus gustos, de su carrera, de su familia, de la ausencia de su padre biológico y de las curiosidades en la vida de una mujer de sus características físicas, que van desde las dificultades para encontrar ropa o calzado, hasta las condiciones para encontrar pareja. Te compartimos su contenido a continuación.

Cuando chica, si alguna vez lo fue, imitaba a Mel B, la morena rulienta de las Spice Girls. Después quiso ser campeona bajo los aros y desde entonces no la paró nadie. Hoy, a los 23 años, sólo tiene ojos para los hombres de su porte. Y un poco de ternura para los que tienen alma de llavero.
Ziomara es alta, es fácil notarlo cuando entra a una sala llena de gente, pero cuando se sienta en una silla de patas largas se nota mucho más: sus pies, en vez de colgar como les ocurre al resto de las mujeres que están en la cafetería, llegan hasta el suelo y las rodillas le quedan apuntando para arriba. Sin embargo, cada vez que puede, usa tacos y zapatos con plataforma, sencillamente por el placer de verse así. "No tengo complejos con mi altura, me encanta como me veo. Yo soy mujer y tengo gustos de mujer", dice. Mide 1,93 y "con ayuda" se empina con holgura sobre los dos metros.
En lo que hace, ser jugador de básquetbol, su estatura es un arma poderosa. A partir del próximo 19 de mayo se convertirá oficialmente en la primera chilena que disputa un partido en la versión femenina de la NBA, la WNBA, con la camiseta de San Antonio Silver Stars. Sus sueños se han ido cumpliendo uno por uno, desde cuando era chica, si alguna vez lo fue. A los 11 años acompañó a su hermano Rodolfo a una prueba en Universidad Católica y el entrenador se fijó en ella. Ya medía más de 1,80. Su historia, desde ese momento, no tiene techo.

"Sólo una vez alcancé a tener una duda sobre mi futuro, cuando volví de Italia, donde estuve jugando cuatro años, entre los 15 y lo 19.
De vuelta acá, estuve algunos meses sin club y pensé en estudiar medicina, pero justo salió la posibilidad de ir a España y la aproveché", explica.
Ziomara, que estudió en el Carmela Carvajal y completó sus estudios en Sicilia. "Fui buena alumna. Incluso apendí el idioma rápido y empecé a enseñarles italiano a mis compañeros italianos, ya que allá hablan principalmente el dialecto siciliano", agrega.
Según algunos estudios, las mujeres altas son más competitivas, e incluso menos maternales, porque producen mayor cantidad de testosterona. Por eso son más exitosas.

Mira, acabo de hacerme varios exámenes y me dijeron que tengo baja la testosterona, que debo subirla. A lo mejor hay otros factores y en mi caso, más que competir, lo que he intentado es luchas por mis sueños. Además, me gustan las familias grandes. Pienso tener tres o cuatro hijos. Me gusta el ruido.

Si hablas de niños, ya has pensado en casarte
No, no, aunque si encuentro una pareja cuando esté jugando, tendrá que seguirme.
Zio, como le dicen entre los suyos, ha sido una chica de muchos pretendientes y pocas relaciones. La más larga duró tres años: "Fue en Italia. Él era de allá. Conoció a mi mamá y nos llevamos bien un buen tiempo. Hasta me pidió matrimonio, pero ya se acabó. Le dije que no".
A los 23 años, sabe lo que quiere, lo que necesita y lo que es importante. El mundo está lleno de hombres y no se complica demasiado a esta altura de su vida.

Debe ser difícil conseguir una cita contigo.
Por lo menos tienen que invitarme tres veces a salir. Ahí recién lo pienso. Me gusta que se preocupen de mí, que demuestren interés. Soy bien difícil, en realidad.

¿Cuál es el hombre más bajo que ha intentado conquistarte?
Como de 1,70

Aquí es posible tener en cuenta el ejemplo de Pablo Mármol, aunque la ficción raras veces supera a la realidad. Ziomara se divierte un poco con la situación.
No se deja intimidar el hombre chileno con el tamaño

No, hay muchos que se la juegan y se arriesgan. Han perdido el miedo.

¿Y qué haces en esos casos? Cuando tu llavero quieres salir contigo.
Si son simpáticos, puedo salir sin problemas con ellos.

¿Algún pequeñín ha tenido suerte contigo?
Nooo. Muchos terminan haciéndose amigos y después, con el tiempo, se van. Es que cuesta harto la amistad entre un hombre y una mujer cuando una sola de las partes siente atracción por la otra. Es natural que se vayan. Yo solamente me fijo en los hombres que son, al menos, tan altos como yo. Ojalá más altos, de hecho. Es algo que se da así nomás, creo que no hay más explicación.

¿Y cuando a tí te gusta alguien?
En ese caso, por supuesto, tomo la iniciativa. Me pasó una vez y lo invité a salir. Él se hizo el interesante, claro, pero a la segunda invitación me resultó.

Hay mujeres a las que le incomoda ser tan altas. En las tiendas buscan zapatos con subterráneo.
A mí no. Es parte de mi escencia. Uso tacos, zapatos con plataforma. En Chile casi nunca, porque ando en metro y me pasaría golpeando la cabeza si me pusiera esos zapatos. Pero afuera, todo el rato.

¿Te cuesta encontrar ropa de acuerdo a tus gustos?
No mucho, porque compro afuera. Es una de las ventajas de viajar harto. En Chile voy al mall más que nada de paseo, eso sí, porque acá solo hay faldas y vestidos más o menos de mi talla. A veces compro algunos accesorios. Zapatos, por cierto, no hay para alguien como yo. Calzo 45.

¿Qué hacen las deportistas para no verse todo el tiempo como deportistas? En muchos casos, los buzos y las tenidas son bien fomes.
A veces hago bromas de eso con mis compañeras, porque pasan semanas y semanas, aunque trato de ver el asunto como si fuera ropa de trabajo. Cuando nos toca libre y salimos, les digo "por fin nos toca vestirnos de mujeres". Nos reímos de eso.

¿Cómo fue tu infancia? Vivías con tu mamá y tu hermano al lado de la población La Victoria.
En la Villa Seam, en la comuna de Pedro Aguirre Cerda. Fue una época muy linda de mi vida, hasta los 15 cuando partí a jugar a Italia. Casi todos los niños de la villa éramos amigos, pasábamos prácticamente todo el día jugando en la calle porque ahí, donde estábamos, era muy tranquilo. A veces se escuchaban balazos desde lejos, pero no nos preocupaba mucho eso. De repente, algunos vecinos se molestaban porque yo me quedaba jugando en el aro hasta pasada la medianoche. Les molestaba el ruido de la pelota cuando daba botes y le ponían cadenas con candado al aro para impedir que jugara en la noche, pero no le daba importancia. Todos nos cuidábamos y nos queríamos mucho.

¿Y tus amigas?
Eran geniales. Teníamos el grupo de las Spice Girls: Carolina, Alejandra, Elizabeth, Belén y yo. Yo por mis rulos y por mi piel, imitaba a Mel B. Bailábamos en casi todos los actos, a cada rato. Una vez incluso fuimos al Parque O'Higgins. Estaba lleno. Había miles de personas mirando. Hasta nos aplaudieron.

¿En qué momento sentiste que todo iba a salir bien en tu vida?
Cuando me fui a Italia, a los 15. Mi mamá también se casó ese año, con Marcelo, a quien hoy veo como mi verdadero padre. Ellos se fueron a vivir a Valdivia y tuvieron dos hijos. Ahora somos cuatro hermanos.

¿Has visto qué vas a hacer en Estados Unidos?
La verdad, nada. Sólo estoy pensando en entrenarme y jugar, en jugar y entrenarme. Voy a jugármela por estar un buen tiempo en la liga profesional, es mi sueño y daré todo lo que tengo por lograrlo.

¿En qué te pareces a tu mamá?
En la fuerza para salir adelante. Y en mucho más. Gracias a ella creo que soy independiente, sé valerme por mí misma, desde que salí del país siendo una adolescente. Viví sola en Italia y España, hasta hace poco, también.


Recuerdos de una infancia sin padre


Rodolfo Morrison, el padre biológico de Ziomara, es un ex basquetbolista panameño que jugó en un par de clubes del sur, Naval y Universidad de Concepción, a fines de los 80. María Cristina Jara, por parte, estudiaba trabajo social. Ellos se enamoraron, se casaron y nació Rodolfo, el hijo mayor. Después apareció Ziomara Esket Morrison Jara, quien pesó cuatro kilos y 180 gramos al nacer, bastante normal. Sin embargo, midió 57,5 centímetros.
El matrimonio duró poco y en los recuerdos de infancia de Ziomara no aparece el panameño.

¿Por qué no hablas de tu padre biológico?
Porque él nunca demostró interés. Es lo mínimo que debería hacer un padre.

A lo mejor asumió su error, pero no sabe como enfrentarlo. Tal vez no es justo para los hijos, pero hay padres que necesitan un empujoncito.
No sé. Él manda un mail y dice que quiere saber de mí. Yo le respondo, le cuento mis cosas, cómo me va, lo que siento, todo eso, y después él no contesta y no insiste más, se pierde. A veces pienso que lo hace por obligación, tal vez por algún remordimiento, pero como hija eso no me sirve. El padre es aquel que está cerca de sus hijos, se preocupa de ellos, los acompaña y los acoge. Hay varias formas de hacer eso, pero no se puede hacer desde la ausencia.

Ella estuvo en un torneo con 49 hombres


Como parte de su formación, Ziomara ha tenido que lidiar durante mucho tiempo con los hombres. Al ser tan alta, las categorías femeninas no eran útiles para su desarrollo como pívot y sus técnicos le pidieron que se entrenara con los chicos. "No me complicaba. Lo vi siempre como algo necesario porque quería llegar lejos". Una vez, para un torneo de exhibición en Argentina, lo tocó participar junto a 49 hombres. Ella era la única mujer. Ahora, después de haber triunfado en la primera división española y de figurar como estrella en todas las selecciones nacionales, está lista para el gran desafío de la WNBA.

fuente: Lun.cl

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