Al fondo del pasillo se abre la puerta del ascensor y aparece Miguel Herrera. El veterano dirigente camina con tal velocidad y determinación que uno se pregunta si viene enojado o anda siempre de malas pulgas. La mala fama que se ha creado tras 16 años al mando de la Federación de Básquetbol de Chile hace crecer por unos momentos la incertidumbre, hasta que el hombre saluda y su amabilidad echa por tierra toda especulación.
-¿Por qué cree que tiene tan mala fama?
-No tengo una versión clara, pero creo que es por mi carácter, demasiado vehemente. No acepto que nadie me pase a llevar y cuando digo nadie es nadie. Cuando nos demandó el IND fuimos al Consejo de Defensa del Estado, luché y peleé y no dejé que nos denunciaran. Un periodista me injurió diciendo que se habían encontrado grandes anormalidades y yo lo llevé a tribunales, eso a los periodistas no les gusta.
-Pero normalmente sus apariciones en la prensa son polémicas.
-Es que esto es así, hay que luchar por lo que uno cree. Hay un grupúsculo que tiene una odiosidad en mi contra y que tiene llegada en los medios de comunicación. No entiendo, por ejemplo, que en el Canal Vive Deportes me hayan invitado a una entrevista de diez minutos y me hayan hecho una encerrona; una hora y media al aire, con una llamada del ex jugador Patricio Briones diciendo lo que pensaba de mí y buscándome por todos lados. No tengo miedo a responderle a cualquiera, creo tener los conocimientos y la conciencia tranquila, pero no entiendo tanto show.
-¿A qué se refiere con show?
-A la gente no le gusta que se diga la verdad. Le gusta el gallo maricón sonriente que anda haciendo el quite a la confrontación y después acuchilla por la espalda. Yo no soy así, tengo los cojones para ser frontal y decir las cosas cómo las pienso. Después de 16 años han salido a darme duro cuando quedan menos de 60 días para que deje la presidencia y no puedo repostularme, no entiendo el afán. El problema es que han sido incapaces de levantar una lista, una propuesta. El señor (Miguel) Ureta de Universidad Católica no dice nada concreto sobre qué he hecho mal y cómo debería hacerse bien.
-¿Cuál ha sido el momento más duro de su dirigencia?
-Creo que lo más fuerte fue una pifiadera que recibí en el torneo preolímpico de Valdivia, injustificadamente. Yo llevé un maravilloso torneo a esa ciudad, pero en la inauguración no me dejaron hablar y tuve que retirarme. Quedé muy desilusionado, pasar una vergüenza de esa envergadura delante de todos los dirigentes internacionales fue horrible. La razón fue que modifiqué los pasajes del club Valdivia para que viajaran todos juntos y al parecer los desacomodé. Ellos interpretaron que los había querido perjudicar y me recibieron así.
-Los principales cuestionamientos son a nivel financiero.
-Pero dime: ¿tú has visto documentos que acrediten lo que se dice de mí? Porque es fácil hablar, pero hay que tener un respaldo para eso. Lo que pasa es que en el básquetbol los recursos son limitados y no se le puede decir que sí a todos. Sería lo ideal, pero un buen presidente es el que sabe decir no y por dios que he tenido que decir no.
-¿Le ha pesado tanta disputa a nivel personal?
-Por suerte no se ha mezclado esto con mi familia, tengo dos hijos profesionales de los que estoy muy orgulloso, pero no tienen nada que ver con este mundillo tan veleidoso.
-¿Ha pensado tirar la toalla?
-Por supuesto, muchas veces. El poder aísla y uno se empieza a quedar solo. Yo siempre he sido muy sociable y por dedicarme de lleno a esto ya casi no tengo amigos. Cuando asumo una responsabilidad la cumplo y acá me ha tocado quedarme infinidad de días por más de doce horas. Me gustaría que me vieras como llegué, con el pelo negro y mira cómo estoy ahora, canoso hasta decir basta.
-¿Postulará a la presidencia del Coch?
-Aún no tomo la decisión. Yo tengo derecho a hacerlo, pero los medios han intentado vetarme. No entiendo por qué, no soy un delincuente, no he sido nunca procesado y mis antecedentes son intachables. Hay un afán por darme una característica de mafioso.
Diario La Hora
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