martes, 2 de junio de 2009

MARCELO LOPEZ CON PASTA DE CAMPEÓN

Santiago, 29 de mayo de 2009. Hijo de dos grandes ex jugadores de baloncesto, Marcelo López Céspedes comienza a abrirse paso en este deporte. Dejando atrás los estigmas, el joven alero bostoniano se prepara para escribir su propia historia, a base de esfuerzo y trabajo ya asoma como uno de los proyectos más interesantes del básquetbol formativo de las “Águilas”.

Un proyecto que comienza a ser una realidad y que lo demuestra día a día en los entrenamientos y en los cinco campeonatos en los que participa actualmente en su categoría y con el plantel de honor. Su certera mano desde el perímetro, su altura y sus volcadas no pasan inadvertidas

Sin embargo, su talento se veía constantemente opacado por las comparaciones con su padre Marcelo López León que se transformó en la década del 90 en uno de los mejores jugadores chilenos, incluso fue tres veces campeón de Dimayor y número fijo en las selecciones nacionales.

“La gente compara mucho lo que yo hago con lo que hacía mi papá, según dicen tengo movimientos parecidos y lanzó igual a él, al principio me complicaba, pero ahora sé que tengo que trabajar muy duro para conseguir mis propios logros y eso estoy haciendo. Mi sueño es que la gente me reconozca por lo que yo hago” reconoció el joven jugador de tan sólo 17 años recién cumplidos.

Pero sabe que para lograr sus objetivos es necesario escuchar los consejos de su padre “Siempre me dice que lo principal es que no tenga el genio que tuvo él en la cancha. Si cobran algo que no me parece tengo que tranquilizarme y no reclamar, lo mismo que cuando hay roces con los jugadores rivales”.

Un paso importante en su carrera vivió este año Marcelo, ya que fue integrado de lleno al trabajo de la Dimayor, un paso más en su consolidación deportiva “Ha sido una súper buena experiencia, me he sentido muy bien porque los jugadores más experimentados me han recibido bastante bien. Sé que esto me enseñará muchísimo para poder crecer como jugador”

Su estreno con la camiseta de las “Águilas” en el certamen máximo del baloncesto nacional fue ante Universidad Católica en la primera fecha del torneo. Ha jugado dos encuentros y en ambos se matriculó con un triple mostrando personalidad a la hora de enfrentar grandes desafíos.

Marcelo López padre reconoce, con mucho orgullo y satisfacción, que su hijo ya está superándolo como deportista porque “Yo llegué a Dimayor a los 20 años, sin embargo, Marcelo lo logró a los 16 años por lo que me lleva una ventaja porque es un jugador mucho más completo que yo a su edad, tiene estatura (1.91 metros) lo que hace que pueda sobresalir en su categoría. Si se esfuerza, no me cabe duda que será un gran jugador” asumió el múltiple campeón de la liga.

El parecido entre ambos traspasa los límites del parquet “Cuando tenía cinco años caí de un quinto piso arriba de un techo y afortunadamente no me pasó nada, Marcelo cayó de un segundo piso cuando tenía tres años y sólo tuvo un rasguño en el brazo, todo por tratar de tomar una pelota” recordó, con alegría, el ex jugador oriundo de Arica.

Los genes deportivos no sólo los heredó de su padre, puesto que su madre, Marcia Céspedes, también escribió una página dorada en el baloncesto nacional logrando títulos en la Liga Nacional de básquetbol femenino y acumulando experiencia en torneos panamericanos y sudamericanos.

Ella tampoco puede esconder el tremendo orgullo que le provoca la ascendente carrera de su único hijo aunque confiesa que el básquetbol no fue su pasión desde niño “Lo que pasa es que viajábamos mucho por las competencias y esto no le gustaba mucho porque sentía que el básquetbol nos separaba” recuerda.

Más allá de su rendimiento deportivo, Marcia Céspedes era una jugadora ejemplar a la hora de enfrentar cada encuentro y su respeto ante los árbitros eran su tónica en los duelos en los que participaba: “Marcelo salió con mi carácter porque él se comporta muy respetuoso en la cancha y muy tranquilo cada vez que juega. Eso le va a favorecer no sólo en los partidos sino también en cualquier actividad que realice” señaló.

Con las “Águilas” en el corazón

Boston College se ha transformado en una institución muy relevante en la historia de los López Céspedes. Buena parte de las historias deportivas se han escrito con la camiseta amarilla de los colegiales.

“Yo empecé a jugar a los 12 años en este equipo y además estudio acá por eso siento mucho cariño por el Boston. Acá me han enseñaron a jugar y me han dado la oportunidad de participar en diferentes torneos en los que he crecido como jugador” sostuvo el alero bostoniano.

Para su padre, las “Águilas” toman mucha más relevancia por su carrera deportiva, de hecho hasta hoy sigue siendo uno de los íconos más importantes del básquetbol bostoniano: “Estoy muy agradecido de Boston College, aquí jugué los últimos años de mi carrera y me hicieron una despedida muy bonita, después me dieron la posibilidad de debutar como entrenador con las divisiones inferiores. En definitiva acá se me dieron muchas oportunidades”.

La conexión de Marcia en cambio pasa completamente por su hijo, ya que nunca vistió la camiseta de Boston College “Soy una hincha más de Boston principalmente por todo lo que han vivido mi marido y mis hijos, no me pierdo los partidos y sufro cuando pierden” manifestó.

El consejo de Marcelo y Marcia para su hijo es claro “Queremos que estudie una carrera que lo llene y en que se pueda desarrollar completamente y que sea un buen profesional, que aproveche el básquetbol para divertirse que lo pase bien jugando. Pero lo más importante para nosotros es que sea inmensamente feliz” concluyeron.

Hoy el hijo está entrenando y sus padres están sentados en la gradería sin perder detalles de cada letra, cada línea que se escribe en esta nueva historia en torno al balón naranjo y los cestos bajo el alero de las “Águilas” y que nadie duda que nuevamente estará marcada por el éxito: La historia de Marcelo López Céspedes.

Vox Comunicación
Encargado de prensa Club Deportivo Boston College

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