lunes, 22 de septiembre de 2008

DIMAYOR: ANCUD VUELVE AL TRIUNFO

Los toros perdieron invicto y no tuvieron chance algunaDe punta a cabo dominaron partido frente a Osorno que venía en racha ganadora. “Los celestes” son un equipo con Marcos Hubner en cancha y otro muy distinto cuando no está el brasileño todo defensa. Malcom Connor, con 24, y Marcos Hubner y Marquis Johnson, con 13 tantos, fueron las mejores manos de los locales. En la visita, Marc Mazur hizo 16 y Jermaine Robinson apuntó 12
Por fin volvieron a sonreír los hinchas ancuditanos. Luego de seis partidos continuados sin ganar, “los celestes” recuperaron la memoria y se quedaron con la victoria en su duelo frente a Provincial Osorno por la quinta jornada de básquetbol DIMAYOR en su campeonato oficial.
76 a 60 fue el resultado final de un encuentro dominado de punta a cabo por los isleños y que, de paso, les arrebató el invicto de cuatro triunfos consecutivos que exhibían “los toros” y que les convertía en una amenaza real para los dirigidos de Cipriano Núñez
El técnico de Deportes Ancud destacó la labor de su conjunto que, a ratos, mostró un acentuado trabajo colectivo en el que la solidaridad grupal, tanto en ataque como en defensa, fue la clave de la victoria. Los chilotes conocen sus debilidades y estructuran cada encuentro en función de sus fortalezas. Esto es, intensidad defensiva a través de un sistema zonal con mucha ayuda, dominio de los tableros gracias a sus dos torres (Álves y Hubner), contragolpes rápidos cuando pueden correr la cancha y juego de control con ejecución limpia de los sistemas ofensivos.
Todo pasa en Ancud por su trío de extranjeros y la incorporación de los nacionales que se adaptan a la forma de jugar que más le acomoda a “los celestes”. Tanto Pedro Sandoval como Renato Torres, por ejemplo, han ido mejorando en la función de armadores y eso le está permitiendo a los ancuditanos organizar de mejor forma sus ofensivas. Virtud de Cipriano Núñez ha sido la de encontrarles la posición y darle minutos según corresponda a jugadores que hasta hace un par de meses no eran considerados como alternativas reales en equipos DIMAYOR. En un conjunto sin profundidad en su rotación de elementos, todos los jugadores son necesarios y si aportan minutos de calidad las opciones de ganar se incrementan.

El partido frente a Osorno se transformó en la oportunidad perfecta para reencantar a la hinchada local que ha perdido esperanzas en su equipo. Ancud todavía no ganaba en el campeonato oficial y eso coincidía con la ausencia de Marcos Hubner, el brasileño que es todo defensa en el conjunto isleño. Al frente tenía un rival que cambió del cielo a la tierra con la llegada de Iván Gallardo, más la incorporación de nuevos extranjeros. Este Osorno no es el mismo que cayó derrotado 79 – 63 en su última expedición al Gimnasio Fiscal el dos de agosto. Pero este Osorno tampoco es el mismo que exhibía consistencia colectiva y una identidad de equipo que les hacía candidatos en campeonatos anteriores. Y eso se notó.

Deportes Ancud se quedó con todos los cuartos del partido. El primero lo terminó por diez puntos arriba. 20 a 10 fue el marcador favorable para los chilotes. Luego mantuvo la diferencia en el segundo parcial, a pesar de las recurrentes faltas sancionadas contra Leonardo Álves y que le quitaron ritmo a “los celestes” y que obligaron a la ausencia del brasileño que prácticamente abandonó el encuentro con cuatro personales. 37 a 27 concluyó el primer tiempo, con ventaja de los locales. El tercer cuarto también culminó con victoria celeste por 56 a 43. Mientras que el último parcial terminó con triunfo chilote 76 a 60. Osorno nunca tuvo reacción y su conjunto abusó en demasía del uno contra uno. Pecaron de ausencia de un básquetbol más elaborado y carecieron de presencia en la pintura. En definitiva, “los toros” son un cuadro livianito que gusta de correr y que apuesta mucho a lo que puede ser el juego perimetral. Si no tienen una buena noche muchos de sus elementos en el plano individual, no tienen trabajo colectivo para mantenerse vivos en los partidos.


Por Ricardo Vidal Muñoz

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