Los porteños perdieron por 32 a 54 frente a Champagnat de Venezuela, pero corrigieron los errores del debut de cara a su partido decisivo del martes ante Ancud.Parecía una masacre en el comienzo. A pocos minutos de comenzado el juego los venezolanos ya tenían una ventaja de 10 a 2 sobre los locales, sin embargo los porteños reaccionaron en base a un juego de garra y velocidad y de la mano del juego inteligente de Diego Dotte lograron neutralizar a los venezolanos. Un triple en el último segundo, desde la mitad de la cancha, de Juan Pablo Moya hizo levantar los ánimos de los porteños que terminaron el primer cuarto abajo por 7 a 17.
El segundo cuarto, los dirigidos por Roberto Cabello mantuvieron el ritmo y velocidad, pero no lograron acortar diferencias cerrando la primera mitad del partido abajo por quince puntos (14-29).
La garra no alcanzó
La tercera fracción Valparaíso jugó su mejor cuarto y con un inspirado Mario Moreno en la zona de contacto, los porteños lograron bloquear la altura de Adrián Espinoza, el jugador más alto del campeonato. No obstante el juego de mucho oficio del alero llanero Carlos Torres fue suficiente para mantener a Champagnat en ventaja y ganar el cuarto por 13 a 15, quedando en el global 27 a 44.
El cuarto que cerró el partido fue el de menor conversión para los locales, donde se hizo patente el desgaste que tuvo el juego. Valparaíso no tiró nunca la toalla y eso agrada a la vista del espectador. Pese a caer finalmente por 32 a 54, la escuadra de Cabello dejó un mejor sabor de boca, y sin lugar a dudas, mejoró en comparación a su primera presentación.
Tras el gran partido una serie de incidentes entre jugadores y público de ambos equipos empañó un entretenido duelo. Ahora los porteños deberán esperar la definición del día martes ante Ancud para dilucidar su futuro en la Copa
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