Marco era un tipo porfiado. Un “porfiado” del básquetbol como el mismo se denominaba. Por años -junto a Max Rodríguez- sostuvo un proyecto informativo y editorial del básquetbol criollo que no exento de dificultades se anotó como el sitio de referencia para conocer la actualidad de la actividad cestera nacional e internacional.
A Marco lo recuerdo bien. Lo recuerdo como un tipo alegre en la redacción de Solobasquet. Primero en el centro valdiviano y luego allá, en el final de la Avenida Pedro Aguirre Cerda. En realidad, no importaba el lugar, la idea del sitio era lo mejor: se trataba de una publicación surgida junto al Calle-Calle, pero con una vocación de integrar a todo, todo, el básquetbol nacional. Ese era el plus.
Alguna vez con Marco seguimos por radio un partido de la U. de Concepción en Lima. Con dificultades para escuchar la señal, actualizábamos el resultado en nuestro sitio web cada vez que teníamos la certeza de entender al relator peruano. Por suerte, no nos equivocamos e informamos de esa manera a casi 500 personas que visitaban la página para saber la suerte del equipo penquista en tierras incaicas.
En otra ocasión, viajamos con “Porfiado” a Osorno. Fuimos a ver un partido de la Liga Sudamericana que sostendría el cuadro lechero con Ben Hur de Argentina. Además de narrar el partido, conseguimos una entrevista con el entrenador del cuadro visitante, el argentino Julio Lamas. Aquella vez, Lamas, un tipo que había entrenado al Real Madrid y la selección argentina -la misma que actualmente tiene a su cargo-, nos dijo que Chile tenía el potencial y debía trabajar para sacar adelante el básquetbol, que buenos jugadores existían, pero que se necesitaba potenciar nuestra competencia para que se produzca un buen recambio de jugadores. A nosotros nos pareció cierto el diagnóstico, el problema es que no veíamos cómo se trabajaría seriamente en los próximos años.
En fin, pasó después que mi camino profesional me alejó un tanto del básquetbol, fueron años sin escribir sobre este deporte, pero, créanme, no perdí el fanatismo. Cierto, no he estado alejado por completo de la actividad, pero sí mis visitas a los gimnasios como espectador bajaron sistemáticamente. También disminuyeron mis revisiones de la prensa cestera chilena que, si es que existe, es menor y con poca profundidad, por culpa de qué, no sé, quizás porque el básquetbol en Chile no da para tanto y listo. Agradezco, eso sí, a Marco, porque en su trabajo de actualización de Solobasquet.cl me mantuvo informado y algo supe de lo que pasaba.
Por eso es que el repentino fallecimiento de Marco Escobar es de las más malas noticias para el básquetbol chileno en estos días, su labor por años actualizando www.solobasquet.cl resultó en una línea de continuidad que informó y dio tribuna al básquetbol en estos años de oscuridad.
No me cabe duda alguna que los más cercanos extrañan a Marco. También tengo certeza que el oficio periodístico lo extraña. Quizás, no dejar botado Solobasquet sea el mejor tributo que los que seguimos en este lado del camino podamos realizar.
A.V.
Los amigos de Marco lo recordaron el sábado reciente con un "partidazo" en el Coliseo de Valdivia.
solobasquet
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